Es inevitable el momento de los balances que se hace presente en estas últimas horas del año. No tendría que ser así, porque parecería que el ejercicio de cómo medimos nuestros éxitos o divisamos nuestros fracasos, se desempolva una vez por año como si fuésemos incapaces de llevarlo a cabo día a día.
Así y todo, sobre cada una de las cosas no realizadas, sobre aquellas que logramos cumplir, o bien sobre las que todavía no tenemos ni idea de cómo afrontar, pienso y reflexiono. A pesar de que lo hago muy a menudo, es en estas fechas en las que el tema aflora intensamente.
Estoy en una edad donde las cosas pasan más rápido, donde se mira hacia atrás para poder descifrar cómo seguir adelante, y donde un año se evapora con la rapidez con la que se derrite un helado. Es como si no hubiese tiempo de pensar, y mucho menos de accionar. Sin embargo sigo esperanzado en que todo puede ser posible, aún en llegar a ciertas metas que parecerían imposibles de concretar, de cambiar, de asumir. Un año parece efímero, y aquellas cosas que parecen tan lejanas y a las que me siento inhábil para alcanzar en tan poco tiempo, se ven entonces más lejanas.
Cada uno sabe y cada quién podrá hacer un balance más o menos objetivo de este año pasado. Tanto si el balance resultara positivo como negativo, en un caso como en otro, hay algo que podemos -debemos- poner en práctica: estar juntos. Los afectos nos reconfortan. Estar cerca de la gente amada, tanto como para rendir tributo a la alegría, como para fortalecernos y poder seguir adelante cuando nos damos cuenta de que el camino se nos hizo más difícil.
Por eso cuando uno se abraza con alguien, en cada uno de esos abrazos hay distintos significados. Pero, indistintamente, los abrazos siempre hacen bien.
Hoy les dejo mis abrazos, agradecido por tenerlos cerca.Deseando un nuevo año de paz y bienestar donde la felicidadsea un estado lógico, natural y presente.Feliz año nuevo...!