Sin desmerecer el solitario bigote al que le dediqué un post a comienzos de la semana, los hombres barbados siguen, felizmente, más vigentes que nunca, y puede comprenderse esto a juzgar por estas imágenes.
A diferencia del moustache, la barba es una elección que generalmente se adapta más fácil a distintos rasgos masculinos.
Personalmente me gustan mucho más esas barbas delineadas y cuidadas cotidianamente, pero eso no quita que las rústicas y abundantes despierten en mí el salvajismo que todos llevamos dentro.
Como dije el lunes, todo esto mucho tiene que ver con la personalidad. Y cuando se prioriza ese punto, el efecto parece ser asombroso e irresistible, como cuando algo es único y extraordinario a pesar de que sea moda.
