Abandonarse, dejarse acariciar, disfrutar la libertad de estar sin ropas. Hacer propio el calor que nos invade y... dejar correr el tiempo sin tener la menor preocupación de que pudiese haber acaso algo que lo detendrá.
Parecen momentos de total éxtasis. Todo muy bonito. Pero ¡ay! lamentablemente jamás me gustó tomar sol. Pero eso no quiere decir -de ninguna manera- que me prive de contemplar, fascinado, estático, sorprendido, cuando ellos se tienden desnudos bajo los rayos del sol.
Agradecido a todos aquellos amantes del sol, invito a recorrer la primera parte de esta galería: