¿Quién y cómo es el hombre de tus sueños? ¿Qué condiciones tiene que reunir aquel que nos desvela, o aún más, aquel con el que profundamente dormidos no dejamos de soñar? ¿Cómo los imaginamos, qué rostro tienen, cómo hablan, qué nos dicen, qué piensan (si es que nos preocupa lo que piensan), qué edad tienen, si son rubios, morenos, pelirrojos o canos, que nos gusta de ellos y por qué los elevamos al inalcanzable e irreal estatus de "el hombre de nuestros sueños"? ¿Existen esos príncipes azules o los construimos de manera imposible y finalmente etéreos en el marco de un sueño que se desvanecerá con el sol?
Creo que existen sí, todos tenemos uno, al menos uno. Y nos gusta fantasear con ellos, porque sabemos que es bueno que el hombre tenga, aunque sea tímida, la capacidad invalorable de fantasear.
Siempre nos queda el convencimiento -que nada tiene que ver con la resignación-, una vez que volvemos a pisar la tierra, de que aquel hombre que amamos, con todas esas imperfecciones y defectos que nada tienen que ver con los sueños, ese hombre real, es definitivamente mucho mejor.
