Amantes.
Sí, son los que aman, los que dan y reciben afecto, empatía, cariño, son los que están bien el uno con el otro, son los que comparten e intentan llevar a cabo todas sus fantasías, los que hacen el amor intensamente y repiten el acto cuando puedan porque ambos llegaron a la satisfacción buscada.
Ser amantes. Y la palabra, en cierto sentido, remite a una suerte de libertad. O al menos una sensación plena de saber que ser amantes es ir más allá de todo lo que delimita una pareja formal. Aquella a la que han traicionado o engañado (precisamente porque han dejado de ser amantes o nunca lo fueron), ya sea directamente o siendo cómplices de esa traición, y de la que surge un impulso nuevo y generador que dispara cualquier exploración de los más queridos deseos.