Salir a la calle con este calor es tarea agobiante. Pero no todo es un infierno en esta jungla de cemento. Las temperaturas altas no se padecen en soledad, si no que todos las sufrimos. Y es cuando vivimos cierta paradoja: estos climas propios de un averno nos llevan a situaciones celestiales. Entonces nos sentimos en el cielo cuando estamos rodeados de hombres tan sudados como nosotros. ¿Qué importa ese agobio, si todos los mojados vellos masculinos asoman por doquier para estimular nuestro más absoluto deleite?
Este post te va a dar calor.