El 8 de abril de 2008 nació Vellohomo.
Aquel primer blog, eliminado hace tiempo por Blogger, ya no nos puede contar esa historia. Pero, así y todo, lo que vendría después, reconocida por muchos amigos como "la era dorada de VH" con la vibrante actividad de su "Café Vellohomo", queda sí, como un imborrable recuerdo en la memoria.
De aquí surgieron amistades que siguieron vivas por años hasta hoy. Aquí nos hemos querido, nos hemos peleado, reconciliado, nos hemos trenzado en debates y discusiones, algunas tontas y otras trascendentes, nos hemos enojado, nos hemos perdido, hemos vuelto, hemos desaparecido sin dejar rastros, nos hemos ausentado, hemos seguido mirando por la ventana sin decir palabra, nos hemos inquietado, emocionado, nos hemos enamorado, hemos ofendido, hemos perdonado, hemos dicho cosas sin tapujos, o sin sentido, hemos ocultado quién sabe qué, hemos dicho grandes verdades, nos hemos equivocado, hemos llorado, nos hemos masturbado, nos hemos decepcionado, hemos viajado (no sólo virtualmente) y, fundamentalmente, nos hemos divertido día a día, celebrando nuestro sentido del humor. Y siempre, todo eso, lo hemos hecho -salvo algún que otro disgustillo fuera de lugar- con el respeto que naturalmente nos salió de los mismísimos cojones que tuvimos al mostrarnos y ejerciendo como mejor pudimos aquí nuestra libertad.
Yo sigo haciendo Vellohomo porque el cariño que le tengo sigue estando intacto. Todos los días les van imágenes de mis inagotables archivos. Como un rito fotográfico que pareciera salir de un álbum íntimo y secreto que necesita volar hasta ustedes. Me maravilla que sigan estando aquí bien temprano y que sin decirnos hasta mañana nos veamos al día siguiente. Ustedes siempre están ahí. Es decir aquí. Porque es "Aquí". Este es un sitio que permaneció vivo durante años porque están aquí.
Y sí, Vellohomo ya ha entrado a su madurez. Es un insistente señor maduro que empieza a peinar adorables canas y al que no sólo yo cuido. Cada uno, desde el lugar del mundo que le toque estar, aporta su cuidado y también su cariño. Desde hace años siento ese afecto.
Por eso, alzando mi copa y frotándonos los pelos del pecho (y otras partes) al abrazarnos fuertemente, brindo otro año más por ustedes, por nosotros, con el más cálido agradecimiento que puedan imaginarse.
Sin embargo no haremos grandes festejos, no tenemos fiesta ni baile, no sé si, frente a la tristeza que hoy dejó sin brillo a nuestro mundo, nos quedan ánimos para eso..., así que la celebración será muy íntima, y es curioso, pues de ese modo parece más profunda...
Felices 12 años, querido Vellohomo...!
(*) El dicho "¡viejo y peludo nomás!" es una expresión muy popular usada desde hace muchos años en la zona del Río de la Plata para estimular, alentar o animar a alguien. Era común gritarla en las carreras para arengar al caballo preferido desde las tribunas del Hipódromo de Buenos Aires, adoptándose también en otros deportes, política, etc. Adosada al nombre del que se vitorea, también denota metafóricamente el respeto por los corajudos atributos de la edad (los pelos canosos tal vez?).